“La emoción de darle
la mano a Francisco,
el Papa de la gente”
Tras presidir la misa
de la Asunción de la Virgen en Castel Gandolfo, Jorge Bergoglio retornó una
hora más tarde, se acercó y estrechó sus manos con quienes quedábamos en la
plaza.
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También publicado en DIARIO TIEMPO 9 de julio |
"Acá es cuando me dio
la mano Francisco”, repetían una y otra vez las chicas llorando de la
emoción mientras se mostraban las grabaciones de sus cámaras. Yo las miraba
desorientado, es que también estreché mis dos manos con él. Mi mente tenía la
imagen congelada del momento en que intercambié mirada, sonrisa y manos con el
Papa argentino.
“¡Esa es mi manooo… no
puedo más!”, gritaba a los cuatro vientos y llena de lágrimas una de las
chicas. Lo miro a Lucas y veo como le tiemblan las dos manos, una con la
camiseta de San Lorenzo que fue tocada por Su Santidad. “¡No la lavo nunca más!” y “¡Mirá
cómo estoy!”, es lo que alcanzó a balbucear tartamudeando por la situación
vivida. A todo esto, yo también en otra dimensión, llevo la camiseta argentina
a mi cara para secarme los ojos y esbozo mis primeros vocablos a un minuto de
haber apretado las manos del Papa: “Esto
es muy fuerte”.
Como suelo decir en casos excepcionales, son momentos en que
los sentimientos superan la labor periodística y la capacidad de transmitir con
fidelidad suprema lo acontecido. No es moneda corriente que el Papa sea
argentino, que uno sea contemporáneo y mucho menos la posibilidad de estar en
contacto. Estar a menos de diez metros de Francisco en las celebraciones de la
Jornada Mundial de la Juventud en Rio de Janeiro fue una experiencia religiosa.
Pero ser testigo de un Ángelus en la Plaza de San Pedro a 50 metros en el mismísimo
Vaticano fue más escalofriante. Y estrechar las manos con el Papa argentino en
Castel Gandolfo fue una emoción indescriptible.
Durante la homilía, el Papa se centró en tres palabras respecto a la Virgen María “que siempre nos acompaña, que siempre está con nosotros: lucha, resurrección y esperanza”. Lucha porque “sostiene a los cristianos en el combate contra las fuerzas del mal”. Resurrección porque “María también conoció el martirio de la cruz, vivió la pasión del Hijo hasta el fondo del alma y estuvo completamente unida a Él en la muerte, y por eso ha recibido el don de la resurrección”. Y al hablar de Esperanza, repitió uno de esos mensajes que “más me gustan”, como Francisco reconoció: “No nos dejemos robar la esperanza”. El Papa manifestó que la esperanza es “una fuerza que es una gracia y don de Dios". Desarrolló que esa esperanza es la que conforta en pruebas y dificultades, que la Virgen acompaña a todos los cristianos que sufren en el mundo: “allí donde el Cuerpo de Cristo sufre hoy la Pasión”.
Castel Gandolfo es el lugar donde se encuentra la residencia estival de los Papas, donde Francisco fue recibido con especial calidez por sus habitantes. Jorge Bergoglio eligió hacer la celebración en esa localidad marcada por el lago volcánico de Albano, aunque decidió no trasladarse en el presente verano europeo, sino quedarse en el Vaticano para trabajar. Castel Gandolfo fue el lugar donde un puñado de argentinos tuvimos la dicha de darle la mano al Papa. Todos recordaremos esa tarde de jueves, feriado en Italia. Una jornada de un calor galopante. Aunque el calor de parte de Franciso para con la gente fue lo más alucinante.
@JonyFabbian
jonatanfabbian@mundialdefondo.com
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