La alegría del campeón, con la copa en manos. |
Una tarde ideal en el Vilas Club de Buenos Aires para jugar al tenis. Sin ese sofocante calor de ayer y casi nada de viento. Pero todo esto quedó al margen para Carlos Berlocq, porque, más allá del clima y las condiciones de hoy, su retina guardará este domingo como uno de los más emocionantes de toda su vida. Primero fue el turno de gritar campeón bien fuerte en el cuadro de singles, tras vencer al talentoso portugués Gastao Elias por 6-1 y 7-6. Charly, como a lo largo de toda la semana, hizo prevalecer toda su jerarquía de su ranking (a partir de mañana será top 50) y jugó mejor que todos sus rivales en los momentos importantes de cada uno de los encuentros. Y la final no fue la excepción. Aprovechó al máximo los problemas de Elias con su saque y el revés para llevarse su trigésimo challenger. "El año pasado tuve una operación en la muñeca y no sabía si iba a poder seguir jugando. Luché y trabajé mucho con mi equipo para llegar a este momento.", cerró sumamente emocionado el de Chascomús.
Pero la historia no termina ahí. Un rato más tarde, luego de una ducha y tan sólo un breve descanso, Berlocq debió saltar a la cancha otra vez. ¿Para qué? Tenía que disputar la final del dobles junto a su compatriota Eduardo Schwank frente a la pareja compuesta por el uruguayo Marcel Felder y al checo Jaroslav Pospisil.
Y todo terminó con una sonrisa imborrable para la dupla argenta. Se llevaron el título en un ajustado 10-7 en el super tie break final, tras igualar en los primeros dos sets. "Edu tiene que estar en el dobles", tiró Berlocq en referencia a la final de la Copa Davis entre Argentina y España, allá, en Sevilla.
De esta manera, la linda tarde de domingo fue toda de un tal Carlos Berlocq.
francoscandizzo@mundialdefondo.com - @fraanscandizzo
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