domingo, 15 de junio de 2014

UNA VICTORIA Y MUCHAS PREGUNTAS

ARGENTINA-BOSNIA BAJO LA LUPA


Por Hugo Caric

Con el resultado visto, Alejandro Sabella optó por la autocrítica: “A veces son errores míos”. Tras el ansiado debut mundialista, el seleccionador argentino dejó en claro que el triunfo 2-1 sobre Bosnia fue prácticamente lo único que lo dejó conforme en la tarde de ayer. La exhibición de su equipo en el Maracaná, en cambio, pareció generarle por igual dudas y certezas. Más allá de la sinceridad, bien escaso en el fútbol contemporáneo, el “mea culpa” del entrenador no resultó sorprendente: los 90 y pico minutos de juego habían dejado en evidencia sus cabildeos tácticos y estratégicos. 

Con el partido todavía en el pizarrón y uno de sus delanteros indiscutible entre algodones, “el Pipita” Higuaín, Sabella cayó una vez más en la tentación de poner en la cancha su dibujo predilecto: 5-3-2. La puesta en escena, más que una convicción, pareció poner de manifiesto los temores y la desconfianza que genera a propios y extraños la defensa albiceleste. 

La superpoblación de jugadores en las cercanías del arquero Romero le permitió a Argentina controlar al temido Edin Dzeko, pero dejó al equipo partido en dos. Porque Zabaleta y Rojo, al fin y al cabo laterales sin más por excelencia, avanzaron mucho y atacaron casi nada por los costados. Porque se sabe que Mascherano es impecable en el quite y la entrega, pero también es evidente que se le complican las cosas cuando tiene que tomar alguna decisión mayor. Porque Bosnia leyó bien el partido y se encargó de que “Maxi” Rodríguez y Di María no recibieran cómodos en la zona de volantes, mientras redoblaba las marcas sobre un Messi que estaba obligado a retrasarse hasta la mitad de la cancha para intentar desde ahí alguna de sus célebres apiladas o una combinación con el solitario “Kún” Agüero. Y se le notaba el fastidio. Algo había que cambiar. Más allá de la dosis de Kolasinac (autogol del defensor bosnio, tras centro de Messi y cabezazo defectuoso de Rojo) que, fuera de toda prescripción, le había otorgado la mínima ventaja al elenco nacional. 

Afortunadamente, y quién sabe por decisión de quién, luego del descanso aparecieron en cancha Gago e Higuaín, para darle más juego al medio, más presencia al ataque y más compañía a Messi. Entonces Argentina se sintió más cómodo, el partido se jugó decididamente en terreno ajeno y “la Pulga” tuvo su segundo de desahogo después de tantos minutos de desencanto. También asomaron los desaciertos defensivos y más dudas en el banco (recién ante la evidencia del 1-2 atendió el reclamo de sus dirigidos de reforzar el mediocampo), que condujeron a la zozobra final. “Lo más importante fue empezar ganando”, coincidieron los testimonios en el vestuario ganador. Una victoria, dos caras. Muchas preguntas sin responder.

@HugoCaric


No hay comentarios:

Publicar un comentario