Holanda, el que mejor jugó: aplastó al campeón del mundo |
Por Hugo Caric
La ronda de los estrenos se completó con la segunda fecha ya en marcha. El Mundial es así, puro vértigo; cualquier parecido con los campeonatos argentinos, afortunadamente, es pura casualidad. Los 32 seleccionados participantes ya mostraron sus cartas. Algunos, como Portugal, tendrán que pelearla con un Rey (Cristiano Ronaldo, en este caso) y no mucho más; para colmo, ya sin margen como para irse al mazo así porque sí. Las primeras proyecciones de este festival de fútbol en continuado –todavía falta un largo rato para el asueto del 27 de junio, la transición entre la primera fase y los octavos de final- ratificaron los protagónicos de Brasil, Holanda, Alemania y Argentina, cada uno a su manera, y también mostraron actuaciones interesantes entre algunos nominados de antemano como actores de reparto, caso Italia, Francia, Chile, Colombia y Suiza.
¿Villano invitado? Quizá el ordenado y efectivo México, fuera de las marquesinas en los análisis previos. Bélgica, a quien la cátedra le otorgó de antemano la “chapa” de posible sorpresa, por ahora se quedó en el toqueteo y a duras penas alcanzó a revertir un resultado adverso ante la limitada formación argelina. Con mucha acción y una buena cantidad de goles (49 en 16 partidos, a un promedio de 3,06 por juego), la fecha inicial de Brasil 2014 arrojó dos empates (el olvidable 0-0 en Irán-Nigeria, y el 1-1 de Rusia-Corea del Sur) y ningún batacazo, más allá de lo sorpresivamente holgados que resultaron los triunfos de Holanda ante España y de Costa Rica frente a Uruguay. Está claro que los actuales campeones del mundo, al igual que los “charrúas”, se durmieron en los laureles que supieron conseguir hace cuatro años en Sudáfrica; sin renovación de nombres y de estrategias, cayeron sin atenuantes y condicionaron demasiado pronto su permanencia en la 20ª Copa de la FIFA.
Desde el punto de vista táctico no se apreció nada de otro mundo; la mayoría no se salió de los patrones dominantes en estos tiempos, con especial preferencia por el dibujo 4-2-3-1. El 4-3-3, marca registrada de la mejor Argentina de los últimos tiempos, recién apareció a la hora de intentar refrendar una victoria parcial dominada por el azar y los temores. Lionel Messi y sus compañeros ya avisaron que, de ahora en más, la cuestión será muy diferente a aquellos 45 minutos iniciales frente a Bosnia, cuando el entrenador Alejandro Sabella eligió agregar defensores a expensas de la permanencia en cancha de “los cuatro fantásticos” que tantos réditos le dieron en su gestión.
Salvo un puñado de equipos, caso Honduras, Argelia, Camerún y los ya mencionados Irán y Nigeria, casi todos se mostraron ambiciosos, o al menos comprometidos con la demanda de buenos espectáculos de los aficionados en las canchas brasileñas. No se ilusione, ya va a pasar. El árbitro argentino Horacio Elizondo, luego de haber dirigido la final de Alemania 2006, dio cuenta del “miedo a perder” que él notaba desde adentro de la cancha cuando llegaba la hora de los “punta y hacha”.
En cuanto a nombres propios, los primeros movimientos confirmaron la dependencia de brasileños y argentinos de lo que respectivamente puedan inventar los barcelonistas Neymar y Messi. El veterano Andrea Pirlo mostró su vigencia conduciendo a los italianos hacia un triunfo vital frente a los ingleses, y Alemania mostró en Müller a un goleador implacable. Van Persie y Robben se llevaron todos los elogios en una Holanda que asoma como posible “cuco” tras golear a los españoles, y Benzemá dejó en claro que también quiere estar en la consideración de los entendidos. Por ahora no hay grandes revelaciones, y no hay certeza de que la haya. El apasionamiento de los técnicos por los funcionamientos mecanizados, se sabe, cada vez le va quitando más espacio a la inventiva y a la genialidad.
@HugoCaric
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