"En River forjamos una mentalidad ganadora"
El técnico de River Plate resume el carácter del equipo campeón de la Copa Libertadores: “Para ganarnos iban a tener que correr mucho y jugar mejor que nosotros”.
Por @JonyFabbian
Es el entrenador campeón de América y en River le extendieron su contrato hasta diciembre de 2017. No es para menos, desde su conducción el Millonario cortó una racha de 17 años sin un logro internacional al ganar la Sudamericana 2014, y ahora frenó 19 años de sequía en la Copa más importante por este lado del mundo: River campeón de la Libertadores 2015. Su campaña en Núñez es deslumbrante, en año y medio logró cuatro títulos internacionales (se suman la Recopa Sudamericana y la Suruga Bank).
Nada fácil, menos cuando llegó a un equipo que era el campeón argentino y se quedaba sin su histórico DT estrella Ramón Díaz. Pero al Muñeco poco le inquietaba su juventud desde el banco, ni que la responsabilidad era la más alta. Ídolo como jugador (había ganado la Libertadores en 1996), se respaldó en su conocimiento en el paladar del club que lo vio nacer y en un convencimiento del trabajo que podía llevar adelante. Los resultados no tardaron en llegar.
En distendido diálogo con Mundial de Fondo, Gallardo se explaya sobre los fundamentos de su equipo ganador, los contratiempos que sobrellevó para la coronación, su planificación, la idea de juego y lo que viene.
¿Qué es más fácil, llegar a un equipo que está en crisis o a uno que viene ganando?
Depende... para algunos puede significar mejor si un equipo viene en baja, que se note rápidamente lo que se puede ver de acuerdo a lo sucedido y a lo que está por venir. Y después está la otra, cuando la vara se deja alta es mucho más complejo igualarlo. Me parece que es mucho más complejo cuando hay que igualar las cosas, ya que siempre detrás de un éxito deportivo hay una cierta merma que suele dejar rastros. Entonces para mí era una posibilidad; rescato diferentes diálogos que tuve con gente del fútbol, entrenadores y demás. Y es una pregunta que muchas veces se suele hacer, no es normal el recambio cuando las cosas están bien. Eso casi nunca se da, salvo en situaciones muy esporádicas.
Pero era un desafío que te gustaba…
A mí me gustaba. Sabía lo que me iba a encontrar, conociendo el club, su cultura y a mucho de los jugadores. Era un desafío lindo: no solamente mantener, sino mejorar lo hecho.
¿Cómo se reinventa un equipo así?
Siempre hay un margen para mejorar, hay que hacer un diagnóstico muy preciso. Hay que tratar de mejorar las virtudes, aunque en algunos casos la referencia no es demasiada. Y atacar los déficits donde nosotros creemos que ahí se puede mejorar y reflejar un cambio.
River sufrió mucho en la primera parte de la Copa. Llegó al penúltimo partido del Grupo 6 con tres puntos, sin victorias y la difícil tarea de jugar en México ante Tigres. En ese encuentro perdía 2-0 al minuto 85 y quedaba eliminado, pero la suerte cambió y con goles de Teo Gutiérrez y Rodrigo Mora, el Millonario igualó 2-2 y quedó a la espera del milagro que llegó en la última fecha: River venció 3-0 a San José en Buenos Aires y el delirante triunfo por 5-4 de Tigres sobre Juan Aurich en Perú lo clasificó a octavos.
¿Cómo se logra que el equipo pase de ser el peor clasificado en fase de grupos, a ser claramente el mejor en la fase final?
A mí me parecía que injustamente terminamos como el peor clasificado. Lo digo moralmente. Después en los resultados durante la fase de grupos, merecimos lo que nos tocó. Pero no merecimos sufrir. Hubo partidos en los que no pudimos ganar por una cuestión de puntería y precisión a la hora de definir, cosa que pagamos caro. Nos hizo sufrir más de la cuenta. En los dos partidos con Juan Aurich más el primer partido con Tigres como local, pienso que nosotros hicimos más que ellos, que no patearon más de una vez al arco. Y nosotros controlamos el juego casi en su totalidad. Pero bueno, después sabíamos que en la etapa de definición, en el uno contra uno, nos podíamos hacer fuertes. Sentí eso de entrada. Y lo hicimos con una propuesta muy intensa y bajo un nivel mental muy alto.
¿Sentiste que se quedaban afuera de la Copa cuando perdían 2-0 ante Tigres?
Estuvimos 85 minutos fuera de la Copa. Luego el equipo volvió a mostrar sin jugar bien ese partido, porque no lo jugamos bien, un espíritu de resurrección. Que en muchas etapas nos tocó vivir y siempre respondimos en los momentos difíciles. Y ese fue uno de los más difíciles, donde no jugamos bien pero sin embargo lo empatamos sobre el final. Y ahí se nos abrió una luz de esperanza en la que nos sostuvimos. Sabíamos que iba a ser difícil, pero creíamos y se terminó dando con resultados que nos fueron favorables. En definitiva, si nosotros no ganábamos acá, por más que Tigres ganará en Perú, no servía para nada.
Todo el mundo futbolístico esperaba los octavos de final para ver el River - Boca. El peor de la fase de grupos contra el mejor. Una final pero en la primera ronda de eliminación. Carlos Sánchez le dio el triunfo a River en el Monumental, sin embargo nadie iba a pensar que podía ocurrir lo que pasó en la vuelta: desde la tribuna de Boca tiraron gas pimienta al equipo River a la salida del túnel para jugar el complemento, el partido debió suspenderse y la clasificación quedó a manos del equipo de Gallardo.
¿Se sintió el golpe de lo sucedido en La Bombonera, pese a clasificar?
Sí, fue tremendo. Era hasta normal que pasara eso, fue una situación muy fea de vivir. Hasta los días previos de la ida ante Cruzeiro estábamos en estado de desconcierto. Fue muy feo lo que pasó. Lo que pasa es que acá lo atamos todo con alambre y hay que seguir como si nada hubiese pasado. Y lo padecimos en el primer partido contra Cruzeiro. Lo jugamos porque debíamos jugarlo, pero lo padecimos. Y después nos recuperamos. Luego de la derrota (0-1 como local) sentíamos que se podía ir a Brasil a buscar algo importante. Los jugadores estaban bien, con ganas de revertir esa postura, sabiendo que no habíamos estado bien ni física ni mentalmente en el partido de ida. Teníamos toda una semana por delante y nos preparamos muy bien, salimos a Belo Horizonte ya con una mentalidad distinta que se respiraba. También la gente transmitía una buena energía, acompañó en todo momento y eso el equipo lo sintió mucho.
“Si no apuesta no gana”, dice la frase y a la perfección se la puede relacionar con Marcelo Gallardo. Pidió hasta el hartazgo a Tabaré Viudez y el uruguayo en poco tiempo brilló en la semifinal ante Guaraní en Paraguay. Sorprendió con el joven delantero Lucas Alario y fue fundamental en la etapa decisiva de la Copa. O arriesgó con Camilo Mayada de lateral (su posición no habitual) para marcar a un futbolista como Javier Aquino en la final; el uruguayo no defraudó y fue uno de los mejores. Y se la jugó por Ramiro Funes Mori, quien terminó siendo clave, entre tantos otros aciertos. Gallardo se ganó a la gente con sabiduría en los momentos más difíciles.
Tuviste decisiones, como incorporaciones y modificaciones, que pocos podían imaginar y resultaron exitosas: ¿Cuando notas el crecimiento como entrenador?
Me baso mucho en el trabajo día a día. No puedo improvisar sobre la marcha, no puedo hacerlo en un partido. Alguna vez puede salir bien, pero si improvisas todo el tiempo es muy difícil. Entonces yo me sostengo en el trabajo diario, de una planificación, de un semestre en el cual vos trabajás con el futbolista permanentemente y preparás jugadores para determinados momentos. Por ejemplo, si yo no hubiese pensado en que podía utilizar a Mayada en la final de la Copa Libertadores en una posición que no era habitual o donde nunca hubiese jugado, ahí hubiese estado queriendo improvisar. Pero bueno, es un trabajo que se realiza habitualmente. Mayada no es lateral derecho y desde que llegó intentamos trabajar en ese sentido, para que pueda sentirse cómodo en esa posición, donde pueda mejorar en algún punto. Entonces por eso me baso en el trabajo de una semana, de un mes, de todo un semestre… porque en definitiva sobre esas cosas me voy a sostener. No de una improvisación.
¿Qué se habla con el jugador para convencerlo sobre determinadas funciones que debe cumplir en un partido?
Primero, hay una muy buena predisposición del jugador para intentar cumplir una función. Segundo, hacer un diagnóstico preciso para ofrecerle sobre lo que se va a encontrar. Nosotros creíamos que Aquino, que no había jugado en la final en México, podría llegar a ser un jugador de importancia en la vuelta y era uno de sus jugadores más desequilibrantes. En velocidad, Mayada no le iba a ganar... El tema era que no le otorgue posibilidades en el uno contra uno, porque era peligroso. Entonces trabajamos en ese sentido, mostrándole videos de Aquino. Refrescarle las virtudes del rival para que él se sintiera cómodo y seguro con lo que debía hacer, y a lo que se iba a enfrentar. Las respuestas de él fueron muy buenas en los días previos, me sentí tranquilo y confiado. Después es el jugador quien decide y el que tiene la posibilidad de sostener un nivel sin temor a equivocarse.
¿Cómo se prepara mentalmente el equipo para haber triunfado en cruces decisivos y finales?
Justamente cuando te acostumbras a ganar partidos decisivos vas inyectándole de una mentalidad ganadora. Vas ganando confianza a través de esos encuentros que terminan siendo fundamentales en la estructura mental de cualquier equipo. Y en eso nos sostuvimos. Empezamos a entender la manera para jugar finales y pudimos afrontar un año en el que jugamos muchas finales, en las que casi siempre salimos victoriosos. Eso se debe a un gran potencial no solamente futbolístico, sino también de la cabeza, que es clave.
¿Cómo definirías la marca registrada que tiene este equipo, el equipo de Gallardo?
Tiene un poco de todo. En su momento tuvo muy buen fútbol, después se sostuvo en una gran mentalidad. Un espíritu muy alto en el cual entendíamos que para ganarnos iban a tener que correr mucho y jugar mejor que nosotros. Entonces fuimos forjando eso, una gran mentalidad ganadora, de espíritu combativo. Y cuando podíamos jugar, teníamos un buen vuelo futbolístico como mostramos en varios partidos que fueron muy importantes. Sobre todo en el de Brasil contra Cruzeiro. Entonces hubo varios matices que marcaron el andar de este equipo en la Copa.
Se viene el Mundial de Clubes, ¿se puede pensar en la Copa Sudamericana? ¿Qué es lo que te preocupa realmente?
Tenemos el calendario muy ajustado. La Sudamericana es una competencia muy importante para nosotros; queremos defender el título. Sabiendo que de llegar a las etapas finales, tendremos muy pocos días para poder acoplarnos a lo que va a ser el Mundial de Clubes. Sabiendo esto, tenemos que prepararnos. Mi idea es intentar jugar de igual a igual contra cualquier rival, y tengo un equipo preparado física y mentalmente para eso.
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